lunes, 23 de diciembre de 2013

Impresiones de un viaje a La Concordia (III)

La Casa de la Mujer está siendo también sede de una cooperativa de producción de frijoles creada por las mujeres de allá para dar mejor salida a este producto. Sin embargo, dentro de muy poco esta actividad también quedará desligada de la Casa de la Mujer, puesto que han levantado una nave con sus correspondientes oficinas donde se desarrollará esta labor. Es decir, la Casa queda ahora sin una utilidad clara más allá de lugar de encuentro para mujeres, como siempre.


Por todos estos motivos, en la reunión del Comité, los miembros de allí nos propusieron invertir parte de lo recaudado este año (mucho menos que en otras ocasiones, ya sabéis, la maldita crisis…) en adaptar la Casa de la Mujer en una especia de hospedería para ganar algo de dinero y poder arreglar el edificio, que, ciertamente, está cada vez más deteriorado. Nosotros les propusimos que elaboraran un proyecto detallado con esta idea para intentar que lo asumiera algún organismo de aquí, por ejemplo la Federación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de Huesca, ya que fueron los que apostaron por poner en marcha el proyecto. Y también les propusimos que el dinero recogido por el Comité se dedicara a un proyecto de capacitación de mujeres de las comunidades. Algo así como ofrecerles jornadas de preparación en los temas que ellos crean más convenientes (por ejemplo, violencia de género). Que las mujeres puedan acudir a pasar un día a la Casa de la Mujer, se les dé una comida caliente y reciban formación de expertos y profesionales de allí para poder luego transmitirla a otras mujeres de sus comunidades. Quedaron encantados con la idea y prepararán el proyecto para presentarlo.


Y ya para acabar, contaros que la parte del Comité de allá y los vecinos en general quedaron, como siempre, agradecidos de nuestra visita, del apoyo a las actividades del 4 de octubre (ya sabéis, día del natalicio y muerte de Benjamín Zeledón, héroe nacional concordiano) y nos pidieron que nunca les olvidemos. Por nuestra parte, como siempre, les quedamos eternamente agradecidos a ellos y a ellas por las lecciones de humildad, lucha y coraje que nos dan cada vez que acudimos La Concordia.

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